lunes, 20 de mayo de 2013

¿Como los humanos nos condicionamos? y el síndrome de Salomón.


¿Como los humanos nos condicionamos? y el síndrome de Salomón.

Msc  Edwin Castillo Lepe

“La conformidad es el proceso por medio del cual
los miembros de un grupo social cambian 
sus pensamientos, decisiones y comportamientos
para encajar con la opinión de la mayoría”
SALOMON ASCH

Salomon Asch reconocido psicolologo Norte Americano,  realizo un experimento que nos demuestra  como una  minoría puesta de acuerdo puede con facilidad influir en las decisiones de una mayoría, que no es capaz de tomar sus propias decisiones y mantenerlas, debido a la presión externa de mantener “verdades” que son sociablemente aceptadas.

En este mismo sentido en la actualidad siguen jugando un papel importante los medios de comunicación, la educación, la filosofía y la religión, etc;  nos proporcionan  los condicionamientos para homogenizar el pensamiento del ser humano.  Y cualquiera que se salga de ese estándar es marginado y tachado de hereje, loco y demás epítetos, para juzgarlo y descalificarlo.  

En el experimento que realizo en 1951 el reconocido psicólogo estadounidense Salomon Asch en el cual “el  fue a un instituto para realizar una prueba de visión.  Al menos eso es lo que les dijo a los 123 jóvenes voluntarios que  participaron –sin saberlo- en un experimento sobre la conducta humana en un entorno social.  El experimento era muy simple.  En una clase de un instituto se junto a un grupo de siete alumnos, los cuales estaban compinchados (de acuerdo) con Asch.  Mientras, un octavo estudiante entraba en la sala creyendo que el resto de chavales participaban en la misma prueba de visión que él.

Haciéndose pasar por oftalmólogo (oculista), Asch les mostraba tres líneas verticales de diferentes longitudes, dibujadas junto a una cuarta línea.  De izquierda a derecha, la primera y la cuarta medían exactamente lo mismo.  Entonces Asch les pedía que dijesen en voz alta cual de entre las tres líneas verticales eran igual a la otra dibujada justo al lado.  Y lo organizaba de tal manera que el alumno que hacía de  cobaya (conejillo de indias) del experimento siempre respondiera en último lugar, habiendo escuchado la opinión del resto de compañeros.

La respuesta era tan obvia y sencilla que apenas había lugar `para el error.  Sin embargo, los siete estudiantes compinchados con Asch respondían uno a uno la misma respuesta incorrecta.  Para disimular un poco se ponían de acuerdo para que uno o dos diera otra contestación, también errónea.   Este ejercicio se repitió 18 veces para uno de los 123 voluntarios que participaron en el experimento.  A todos ellos se les hizo comparar las mismas cuatro líneas verticales, puestas en distinto orden.

Cabe señalar que solo un 25% de los participantes mantuvo su criterio todas las veces que les preguntaron; el resto dejo influir y arrastrar al menos en una ocasión por la visión de los demás. Tanto es asì, que los alumnos cobayas respondieron incorrectamente más de un tercio de las veces para no ir en contra de la mayoría.  Una vez finalizado el experimento los 123 alumnos voluntarios reconocieron que, distinguían perfectamente que linea era la correcta, pero que no lo habían dicho en voz alta por miedo a equivocarse, al ridículo o a ser el elemento discordante del grupo .”[1]

Como se aprecia en la descripción precedente en muchas ocasiones el ser humano es vulnerable a condicionamientos, que por temor a revelarse ante ellos, los mantiene y los reproduce y en algunas ocasiones los acepta  a conveniencia. 



[1] http://elpais.com/elpais/2013/05/17/eps/1368793042_628150.html